Virgen María: por el dolor que
sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría tu
alma, por los sufrimientos de Jesús, y ya en cierto modo te manifestó que tu
participación en nuestra redención como corredentora sería a base de dolor;
te acompañamos en este dolor. . . Y, por los méritos del mismo, haz que seamos
dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.
Dios te salve, María,…
Virgen María: por el dolor que
sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos, pasando grandes
penalidades, sobre todo al ser tu Hijo tan pequeño; al poco de nacer, ya era
perseguido de muerte el que precisamente había venido a traernos vida eterna;
te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que
sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio.
Dios te salve, María,…
Virgen María: por las lágrimas que
derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu Hijo; tres días buscándolo
angustiada; pensarías qué le habría podido ocurrir en una edad en que todavía
dependía de tu cuidado y de San José; te acompañamos en este dolor . . . Y,
por los méritos del mismo, haz que los jóvenes no se pierdan por malos
caminos.
Dios te salve, María,…
Virgen María: por las lágrimas que
derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, como
cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de
muerte; Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este
desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz,
después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo verdadero
Rey de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido
suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo
peor del mundo clavándole las espinas en la frente y, aunque le ocasionarían
un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser una burla y
una humillación tan grande; sufrió y se humilló hasta lo indecible, para
levantarnos a nosotros del pecado; te acompañamos en este dolor . . . Y, por
los méritos del mismo, haz que seamos dignos vasallos de tan gran Rey y sepamos
ser humildes como Él lo fue.
Dios te salve, María,…
Virgen María: por las lágrimas que
derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los clavos en
las manos y pies de tu amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz;
para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el
momento cumbre de su pasión; Tú misma también te sentirías morir de dolor en
aquel momento; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, no
permitas que jamás muramos por el pecado y haz que podamos recibir los frutos
de la redención.
Dios te salve, María,…
Virgen María: por las lágrimas que
derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que dieron en el corazón
de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu propio corazón; el Corazón
Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente a Ti como Madre,
sino también a nosotros por quienes dio la vida; y Tú, que habías tenido en
tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo devolvían muerto,
víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de nuestros
pecados; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz
que sepamos amar a Jesús como El nos amo.
Dios te salve, María,…
Virgen María: por las lágrimas que
derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo; El, que era creador,
dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó su
humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día
resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la
muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos;
siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la
muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y
Tú, Madre nuestra adoptiva y corredentora, le acompañaste en todos sus
sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en
este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de
nosotros la gracia particular que te pedimos…
Dios te salve, Maria,…
Gloria al Padre .
1. La Santísima Virgen María manifestó a Sta. Brígida que
concedía siete gracias a quienes diariamente le honrasen considerando sus lágrimas
y dolores y rezando siete Avemarías: