Conclusión
Luego de un siglo de trabajos científicos la casi totalidad de quienes han estudiado la Síndone en forma multidisciplinaria están de acuerdo en que:
La
Sábana Santa envolvió el cuerpo de Jesús al ser sepultado.
La
impronta formada por manchas que tradicionalmente se pensó que eran de sangre,
efectivamente son de sangre humana del grupo AB.
La
doble imagen del cuerpo entero ha sido generada por el cuerpo de Jesús y luego
la imagen del rostro es la del rostro de Jesús.
A
ciencia cierta no se sabe cómo se ha formado esta imagen. La explicación más
aceptada es que sería consecuencia de una suave chamuscadura producida por
alguna forma de radiación, pero esta teoría es motivo de algunas objeciones. Más,
con toda la técnica actualmente disponible no se ha podido reproducir una
imagen ni siquiera parecida.
Quienes
actualmente todavía ponen en duda la autenticidad de la Síndone generalmente
tratan el tema en forma mediática, en artículos periodísticos y sobre todo
videos de divulgación, que presumen ser científicos, describiendo formas en
que se podría haber falsificado la imagen. Pero no asisten a los numerosos
congresos y simposios donde permanentemente
se analizan todos los aspectos científicos sobre la Sábana Santa.
Hay
quienes llegan a la conclusión de que la Sábana Santa podría demostrar la
resurrección de Jesucristo, pero esto está fuera de los alcances de la
ciencia, que exige que cualquier fenómeno o teoría pueda ser reproducido
experimentalmente, lo que desde luego no puede hacerse con la resurrección. Lo
más que sí se puede señalar es que algo muy extraño ocurrió con el lienzo
en el sepulcro. Jesús es el Hombre de la Sábana, pero eso no demuestra ni
desmiente por si solo su vuelta a la vida, o que se haya levantado de la tumba,
o que haya resucitado, lo que para los teólogos es que ha asumido un cuerpo
glorioso con otra naturaleza, con otras facultades, distintas a las de su cuerpo
mortal.
Para nuestro video nos basta saber que el rostro que presenta del Hombre de la Sábana es el rostro de Jesús de Nazaret. Es un negativo fotográfico que pasado a positivo nos muestra claramente cómo era. Aprovechando la cualidad tridimensional que tiene incorporada y utilizando la computación, se han elaborado imágenes de tres dimensiones, a las que sin agregarle nada, usando filtros electrónicos se las ha podido mejorar, borrando las heridas, los rastros de sangre y los rasgos de sufrimiento. Así se ha logrado obtener científicamente el rostro verdadero de Jesús, que no difiere básicamente con el de los iconos bizantinos cuyo modelo fue una confusa imagen en negativo. Pero que para los artistas de las últimas décadas que han tenido como modelo una imagen positiva, resultó mucho más fácil y conforme con la realidad. Señalemos que para el film Jesús de Nazaret, su director Zeffirelli, buscó el protagonista de Jesús con un rostro muy parecido al que surge de la Síndone. Nos place terminar mostrando el magnífico rostro, que partiendo de la imagen positiva, pero sin tener aún la idea de la tridimensionalidad que tenía incorporada, compuso en 1935, el pintor armenio Aggemian, que pensamos termina casi oficializándose como el verdadero rostro de Jesús.